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DIÓGENES 2

He recibido por correo esta carta y no me resisto a publicarla en este medio. Si estaba equivocado en mi descripción, espero que sabrá disculparme.

 

Estimado señor:

He leído atentamente la descripción que hace de mí en su meritado blog. Debo decir que su lectura me ha provocado cierta perplejidad, dado que se ha permitido usted describirme como una persona oscura, con una marcada tendencia a usurpar méritos que corresponden a otros y con una desmesurada ambición. Ésta como causa o como efecto de aquélla o viceversa.

No sé de donde ha sacado usted esos supuestos datos para hacer tales afirmaciones, pero me atrevo a decirle, por lo disparatado de su exposición, que poco tienen que ver con mi persona, con mis circunstancias y con mis intereses.

Comprendo que cuando escribes, y de alguna forma lo publicas, te expones a la crítica, a que te restrieguen los acentos o las comas por las orejas, pero creo que hacer valoraciones personales con tan pocos elementos de juicio es, por lo menos, aventurado.

Verá usted, no es cierto que me guste ser centro de atención, ni creo que lo haya sido. Jamás he pretendido acaparar, ni usurpar nada de nadie. Si en algún supuesto he sido cocinero, pinche, mâitre y camarero, me he ganado a pulso cada uno de los puestos y nunca he inventado o fantaseado para estar ocupando un lugar destacado. El trabajo lo tiene que hacer alguien y yo he estado ahí para hacerlo. No creo que eso pueda ser criticable.

Puedo decir, con gran satisfacción personal por otra parte, que jamás he escamoteado mi responsabilidad. Por ello, siempre que ha sido necesario, he estado ahí, en el lugar adecuado, ese lugar que usted llama «primera línea». Pero, le advierto, nunca he buscado el reconocimiento, ni premios, ni palmaditas de los jefes y jamás me han interesado los palotes. Mi interés siempre se ha centrado en cumplir de la mejor manera posible con mi trabajo. Espero haberlo conseguido.

¿Acaso duda usted de que esa tergiversación de los hechos y de los motivos se debe única y exclusivamente a la envidia?. Pues yo no, mire usted. En esta profesión, como en tantas otras, es fácil y resulta barato colgar una etiqueta. Desprenderse de la injusticia, en cambio, es mucho más complejo y te puede hacer sudar sangre, y, aún así, muchas veces no lo consigues. Así es, la envidia es el motor. La envidia marca la pauta y es la razón última, y a la vez primigenia, de tanta injusticia y desazón.

Se equivoca, señor mio, efectivamente no soy insustituible y menos aún infalible, pero debe tener en cuenta que todos y cada uno de nosotros somos como el engranaje de una máquina. Todos somos necesarios y nadie es imprescindible, pero, por la misma razón, no todos somos iguales, aún cuando el uniforme haga pensar otra cosa.

No le quiero cansar en este primer encuentro, señor mio. Tiempo habrá de explicarlo todo con pelos y señales, tiempo habrá para darle a conocer la realidad de quien le dirige estas líneas y espero que no haga oídos sordos a mi forma de ver las cosas. Si me lo permite, en sucesivas ocasiones, le iré facilitando nuevos datos, que seguro le harán cambiar de parecer.

Mientras tanto, reciba un cordial saludo.

Fdo. Diógenes Lamata.


JUICIO DE FALTAS

Los comentarios que se reproducen a continuación han sido extraídos de un foro jurídico, en el que un comentarista expone un problema a consecuencia de una intervención policial  en la que  se vio implicado y otro comentarista le da una respuesta, bajo mi punto de vista, bastante coherente.

A pesar de que estos comentarios aún pueden ser consultados en el foro y a pesar de que ya han sido reproducidos en otros foros y en otros blogs, no he podido resistir la tentación de reproducirlo nuevamente.  Creo que no tiene desperdicio. Juzguen ustedes.

PRIMER COMENTARISTA:

Hola, hace cosa de un mes salí de casa con unos amigos sobre las dos de la mañana, íbamos de juerga y levantando la voz un poco, sobre todo yo, entonces apareció la policía, amigos míos se dieron la vuelta porque es una zona donde hay gente haciendo botellón, por miedo, nosotros íbamos caminando,. ya que lo hicimos en mi casa, uno de los policías se dirigió a mi y me pidió la documentación cosa que me sentó fatal, ya que no había hecho nada y le pedí su nº de placa y me dijo que cuando le diera el DNI y le dije que al contrario, que me facilitara primero su numero, ya vinieron mas policías y les dije lo mismo hasta que perdí la razón me veía totalmente frustrado no había hecho nada me paran habiendo gente corriendo y haciendo botellón y entonces perdí los papeles por completo y empecé a insultarles y ha decirles que les iba meter un puro, todo por los nervios.

Mas tarde aparecieron más policías y actué lo mismo que me facilitaran el nº de placa y todos e negaron, uno de ellos me hecho el humo de un cigarro en la cara, me enfade aun mas y comencé a insultarlos de nuevo y entonces me intentaron ponerme las esposas alo que no me negué pero no me leyeron los derechos que creo que es obligatorio y entonces facilite el DNI pero ellos no me dieron el nº de placa.

Pensé que no me iban a denunciar porque pensaba que si lo hacían tendrían que hacerte firmar la denuncia como cuando es por psicotrópicos y según tengo entendido tendrían que habérmelo dado a firmar, lo que si les oí es que le ponemos y decían unos números que me figure artículos penales o de ellos pero no sabia que hacer.

El jueves recogí la citación para un juicio de faltas y no se que hacer ni que decir, os agradecería que me aconsejarais y si seria conveniente pedir perdón ene le juicio.

Y cuanto tarda en prescribir una fata

Un saludo

RESPUESTA DEL SEGUNDO COMENTARISTA:

Mire, su actuación fue del todo ilegal y desafortunada, constitutiva de una falta penal contra el orden público y concretamente de esta:

Artículo 634.

Los que faltaren al respeto y consideración debida a la autoridad o sus agentes, o los desobedecieren levemente, cuando ejerzan sus funciones, serán castigados con la pena de multa de diez a sesenta días.

Ya que en su narración reconoce que les insultó y les desobedeció, aparte de contestar a sus preguntas (lo haré al final) permítame que le haga ver los errores en los que incurrió, con el único ánimo de que no vuelva a actuar como lo hizo y no deba por lo tanto afrontar las consecuencias.

Para empezar dice usted que un policía le pidió que se identificase y le sentó fatal porque no había hecho usted nada… este es su primer error, usted mismo reconoce que iba gritando por la calle, señor mío, este es motivo suficiente para que la policía le identifique ya que su conducta podría constituir infracción administrativa. A pesar de ello piense que si bien la policía necesita tener motivos para identificar a alguien, no es el ciudadano quien debe apreciar tales motivos, sino el policía, y por lo tanto nadie puede negarse a ser identificado. En definitiva usted puede no estar de acuerdo, pero debe someterse a ser identificado, y una vez lo haya hecho, si considera que los policías han obrado incorrectamente acuda a sus superiores o a la autoridad judicial y emprenda las acciones que crea oportunas.

Tampoco es motivo para no identificarse el que los agentes no le den el número profesional y entablar por ello una absurda disputa en la que sin duda siempre resultará perjudicado. Respecto de esto le diré que existen otros medios para identificar a los policías, para empezar suele ser visible su número, ya que lo llevan en el pecho, si no es así coja usted el número de matrícula del coche oficial y anote día y hora. En todo caso considero absurda esa obsesión por identificarles, ya que era usted quien estaba infrigiendo reiteradamente.

Mire usted debe compreder que no se puede debatir con los agentes sobre las normas, simplemente usted está siendo objeto de la aplicación de esas normas, y si no está conforme recurra, pero no ante ellos hombre.

Esta bien que no se negase a ser esposado, ya que al no ser esto voluntario, sino forzoso, habrían tenido que hacerlo, y lo habrían hecho, por la fuerza.

No le leyeron los derechos porque entiendo que finalmente no fue usted detenido porque finalmente se identificó, con lo cual su negativa se agotó en sí misma y optaron por no detenerle. Solo se le leen los derechos a las personas detenidas, y como no lo fue, no se los leyeron.

No le dieron a firmar nada porque le denunciaron por una infracción penal, y en estos casos no tiene usted que firmar nada, en contra de lo que usted «tenía entendido». Permítame que haga una observación en este punto ¿por qué a tanta gente le parece mal que la policía no le de a firmar nada, pero si se lo dan en cambio no firman?, ¿será que les fastidia no tener la oportunidad de negarse a firmar?.

Veo que sí sabe que las denuncias por drogas se ofrecen a las personas para su firma…

Señor, cuando se encuentre usted ante la policía no se conduzca por lo que «tenga entendido» o por lo que «creía», esto le traerá problemas, ya que indudablemente hasta el policía más torpe sabe de leyes más que el común de los mortales. Perdóneme, pero solo discuten con la policía los ignorantes, los que saben no lo hacen.

La actuación policial que narra me parece correctísima en toda su extensión, echarle el humo en la cara, si es que fue intencionadamente, no estuvo bien, pero aún siendo a propósito me parece un muy leve desahogo para alguien que está siendo injuriado. Le puedo asegurar que incluso tuvo usted mucha suerte y se encontró con policías muy comedidos, ya que por lo que cuenta pudo ser perfectamente detenido y pasar la noche en el calabozo.

Cuando justifica su deplorable actuación en que estaba nervioso debería ser más sincero y añadir que además había usted bebido o consumido droga,s o ambas cosas. Hágame caso y deje de hacerlo, eso solo trae problemas, y los que tenga con la policía serán los más pequeños.

Cuando vaya al juicio puede usted negarlo todo o mostrar arrepentimiento, en cualquier caso creo que será justamente condenado. Es cierto que pedir perdón puede beneficiarle, lo mismo que decir que estaba borracho o drogado, en lugar de esconderlo, es una lástima que si lo hace sea solamente por beneficiarse de una atenuante, además de pedir disculpas a los policías debería usted darles las gracias por que esa noche pudo usted dormir en su casa en lugar de en el calabozo.

Las faltas prescriben a los seis meses si no han sido denunciadas, que no es el caso, de modo que olvídese de la prescripción. Las penas prescriben al año, puede intentarlo, pero yo no me arriesgaría.

Haga usted examen de conciencia. No se haga más el listo porque eso suele acabar mal. No insulte usted a la gente sean o no policías, si le «molestan» cuando va gritando tranquilamente por la calle «sin hacer nada», … y finalmente tengo la esperanza de que si no me hace caso se modere usted cuando tenga más años. Claro que otros le harán el relevo…

Insisto, ha tenido usted suerte, no la tiente más en lo sucesivo, por su propio bien. No pretendo recriminarle nada ni echarle una reprimenda, simplemente le he informado y le he dado algunos consejos, vealo ásí.

Un saludo y suerte en la vida.

FUENTE: FOROS JURÍDICOS DERECHO.COM


¿Cobran comisión por poner multas?

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Siempre ha existido la creencia entre una gran parte de los ciudadanos de que los agentes de policía local, e incluso los de la guardia civil, tienen participación, a modo de comisión, de las denuncias que eleven por infracciones de tráfico y que se hagan efectivas.

En tiempos remotos, es cierto, en algunas ciudades entre los conceptos que componían el salario del guardia existió lo que se dio en llamar «participación en multas». Este concepto se nutría de un porcentaje de las multas cobradas por el ayuntamiento. En aquellos momentos, en los que aún se hacía muy poco uso del abono del sueldo a través de bancos o cajas de ahorro, como es habitual hoy en día, el funcionario cobraba el producto de su trabajo en dinero metálico que, en los servicios de personal o de tesorería, introducian en un sobre, en cuya cara externa se hacía un desglose de los distintos conceptos retributivos. (La imagen que se acompaña es precisamente de uno de esos sobres-nóminas de un agente municipal del año 1.973). Continuar leyendo


NO SOY PERFECTO. LO SIENTO

RECIBIDO POR E-MAIL PERO QUE HACEMOS NUESTRO:

Todos los humanos cometemos errores, y yo he pagado por cada uno de ellos.

En treinta años he visto más de lo que tú nunca verás, más de lo que nadie debería ver nunca.

He intervenido armas de fuego, drogas, cuchillos y navajas, defensas, bates y un sin fin de artilugios semejantes que podían haber resultado mortales para alguno de tus seres queridos o incluso para ti mismo, pero nunca lo sabrás porque estuve allí para evitarlo..

He visto borrachos, drogatas y conductores temerarios de todas las edades que hubieran sido peligrosos para cualquiera en la carretera si yo no hubiera estado ahí para impedírselo.

En muchas ocasiones he puesto mi vida en riesgo con el tráfico rodado, que casi nunca reduce la velocidad, y mucho menos se para a ofrecerte ayuda.

He recogido cuerpos destrozados en las carreteras pero también te he ayudado a cambiar la rueda pinchada de tu coche.

He estado en más peleas de las que puedo contar y en más catástrofes de las que hubiera deseado.

Las llamas de un incendio han quemado mi piel y la sangre de una víctima, incluso de un compañero, han manchado mi uniforme demasiadas veces.

He visto casi cada tipo de muerte que pueda existir y más de las que podáis imaginar.

Debido a mis servicios, casi he muerto en varias ocasiones y he perdido amigos y colegas.

He caminado ese largo paseo hasta la puerta para decirle a una madre, padre, esposa, hijo o familiar que su ser amado nunca volverá a casa.

He aguantado la agonía verbal e incluso las amenazas de esa pobre gente que no puede aguantar su dolor y lo proyecta contra la primera persona que puede, el mensajero de la noticia, yo.

He visto el maltrato y la violencia entre personas que un día se prometieron amor, entre padres e hijos, entre hermanos y entre amigos.

He visto los resultados de la droga y de la violencia en los mismos ojos de la muerte.

He visto los actos más crueles y mezquinos del ser humano.

He visto la enfermedad y la vejez, he ayudado a levantarse al caído y he socorrido al enfermo.

He escuchado a ciudadanos y comerciantes que con derecho se quejan sobre su indefensión ante los delincuentes.

He escuchado los problemas familiares y del vecindario sufridos durante años, ahora se espera que yo lo soluciones en minutos.

Si fallo en mi trabajo, o aún sin fallar, puedo ser fácilmente denunciado ante una justicia que no me ampara, poniendo en riesgo mi trabajo, mi familia y mi propia vida.

Puedo incluso perder mi libertad, por una mala situación que puede requerir una decisión en pocos segundos que a un Juez le llevara años tomar.

He acudido a llamadas de “disparos, robos, violaciones, homicidios” y cualquier posible crimen que puedas nombrar o imaginar.

He visto los ojos de un padre cuando la droga se ha llevado a su hijo.

He visto crímenes con los que nunca soñarías y nunca verás en series ni películas de televisión.

Como un compañero una vez me dijo: “Los policías viven los veinte peores minutos de las vidas de otros”. Sí.

Puede que le haya pedido la documentación alguna vez mientras le indicaba que sacara las manos de los bolsillos.

O haberle sacado de su coche en plena noche mientras le indicaba que mantuviera las manos a la vista.

Incluso haberle pedido que extendiera los brazos y haberle cacheado, todo ello sin motivo aparente para usted.

Pero usted no ha sido apuñalado en un descuido por no cachear a un ciudadano aparentemente normal, ni ha visto como un compañero caía al suelo de un tiro en la cabeza por no tomar medidas de seguridad, tampoco ha ido a visitar a un compañero que se ha quedado invalido al atropellarle un conductor que se dio a la fuga simplemente porque estaba ebrio.

He sido insultado y menospreciado por ciudadanos simplemente por no aparecer en menos de 30 segundos cuando me han necesitado, a pesar de no haber podido acudir antes por estar socorriendo a una chica que se acababa de intentar suicidar.

He escuchado de amigos y familiares como “la Policía no hace nada” como “nos quedamos con droga” como “maltratamos y torturamos a los detenidos” o como “llegamos tarde a propósito”…

He visto a mi esposa escatimar y arañar intentando sacar adelante a tres niños con el sueldo de un policía.

He visto a mis chicos aguantarse cuando se dieron cuenta de que no podía ir a sus actos escolares porque “Papá no tiene un horario normal”.

He visto también a mis chicos llevar una carga que no deberían haber llevado, cuando uno de sus compañeros o amigos ha dicho que “Todos los policías son unos hijos de puta y deberían estar muertos”

He trabajado noches, fines de semana y vacaciones, noche vieja, navidad y hasta el día que tuve mi primer hijo, mientras tu estabas cómodo y seguro en tu casa con tu familia.

Mi familia completa caminó sin mí demasiado tiempo… demasiado tiempo…

He visto las caras de niños que estaban perdidos y que mis colegas y yo tuvimos el privilegio de devolverles a los brazos de su desesperada madre.

He visto hemorragias que he sido capaz de parar, corazones a los que he sido capaz de dar una segunda oportunidad para volver a empezar y a las víctimas del crimen que mis camaradas y yo hemos sido capaces de proteger.

Tengo grabadas en mi mente las caras de las personas cuyas vidas mis compañeros y yo salvamos.

Sí, tengo historias de éxito… y de fallos.

Tengo noches en las que no puedo dormir, simplemente porque veo las caras de los que no pude ayudar, porque no llegue a tiempo o simplemente porque pienso en un “y sí…” para cada caso en que fracasé.

Y si usted nunca ve una milésima parte de esto, es porque la Policía ha hecho su trabajo…

Si cometo el más mínimo fallo lo pagaré dos veces y aún así me pondré mi uniforme, mi arma y mi placa y saldré de nuevo. Porque es lo que los profesionales hacen, porque YO SOY POLICÍA.


PERFIL DE UN POLICÍA

Esto es una de esas cosas que cada cierto tiempo llama a tu puerta colgado como archivo adjunto a algunos de los múltiples correos que sueles recibir diariamente.  El tráfico de mensajes con este tipo de residentes adosados, y otros de distinto calado, se ha incrementado notablemente en la red.  Aparecen y desaparecen.  Quien los envía piensa que lo hace realmente en primicia, aún cuando haya dado nueve vueltas de rosca.  Después de un periodo de hibernación  alguien decide que es hora de airearlos de nuevo.  Yo lo coloco aquí con la esperanza de de conjurar nuevos envíos.

De este mensaje en concreto no se puede decir que le falta gran parte de razón. Un policía tiene que ser todo eso que se cita y, a veces, mucho mas.

«Un policía debe ser una mezcla de todos los hombres: un Santo y un pecador, un Golfo y un Dios.

Es al mismo tiempo el más buscado y el menos deseado entre los hombres. Es un ser extraño al que se le llama señor de frente y perro por la espalda.

Debe ser tan diplomático que pueda mediar en un altercado entre dos individuos haciendo creer a cada uno que él ha ganado.

Si el policía está bien vestido es un «snob»; si su forma de vestir es descuidada, es un «abandonado». Si es agradable, es un «coqueto», si no lo es, es un gruñón. El policía debe ser capaz de sostener una pelea con dos hombres más fuertes y más jóvenes que él sin dañar su uniforme y sin ser brutal. Si consiguen pegarle es un cobarde, si es él quien pega, es un bruto. Tiene que tomar una decisión en un instante, cuando la misma cuestión le llevaría varios meses a un abogado.

Tiene que ser el primero en llegar al lugar de un accidente y dar un diagnóstico de lo más preciso. El policía tiene que devolver la respiración, cortar la hemorragia, entablillar una articulación y sobre todo asegurarse de que la víctima vuelve bien, indemne a su casa.

El policía debe ser un experto en el manejo de las armas de fuego. Tiene que ser capaz de sacar su arma a la carrera y alcanzar al objetivo allí donde no  haga un mal grave, a continuación explicar exhaustivamente por qué ha disparado.

Un policía debe conocer todo y saber de todo…Pero decir nada. Tiene que saber dónde se cometen todos los pecados del mundo pero no hacer ninguno.

Tiene que partir de un solo cabello, describir el crimen, el arma del crimen, el nombre del culpable y dónde se le puede encontrar. Si él le encuentra, es un afortunado sino, es un «inútil». Si es ascendido, tiene que conocer a alguien de alto nivel, si no lo es, es un «zoquete».

El policía debe seguir un pista hasta el final, trabajar jornadas completas para encontrar un testigo que ha visto todo… pero que niega acordarse. Escarba en los dossieres y escribe informes con el fin de establecer una prueba infalible que será destruida por «sabios colegas».

Debe ser: UN PASTOR, UN TRABAJADOR SOCIAL, UN DIPLOMÁTICO, UN DURO, UN CABALLERO. Y sobre todo, tiene que ser un genio, pues tiene que mantener una familia de manera irreprochable… Si no obstante, vive lo suficiente para ver a sus hijos crecer.

He aquí un individuo al que pocas veces se le llama AMIGO.»